DEPARTAMENTO DE PLANIFICACION

DEPARTAMENTO DE PLANIFICACIÓN URBANA Y RURAL

Por: Arq. Pedro Fernando Reyes Zúñiga

DIRECTOR DE PLANIFICACION

No queremos limitar este informe a la trascripción de un listado de proyectos que incluso puede resultar redundante en esta publicación. Nos preocupa sobre todo el enfoque de nuestro desarrollo cantonal, mirado hacia el futuro desde el punto más alto posible, capaz de visualizar el camino más viable por donde debamos transitar, motivo por el cual abordaremos la temática que la exponemos a continuación:

EL PORQUÉ DE UNA VISIÓN

Como el navegante que bajo una ruta establecida se traslada de un puerto a otro; como el ave que por instinto emigra de las zonas polares en invierno para buscar refugio en lugares cálidos; o como el ser humano que sueña con crecer, tener un oficio, servir a la sociedad; así mismo las ciudades como cuerpo viviente que lo son, guiadas por sus gobernantes, deben plantearse necesariamente un rumbo, un destino, un sueño, una VISIÓN, y así cada una de las acciones que se emprendan a futuro deben buscar el alcance paulatino de ese sueño.

Cuando una mañana del mes de agosto del 2007, el salón de la ciudad nos acogió a empleados y funcionarios municipales que haciendo un alto a nuestras labores cotidianas, en un taller ampliado que duró toda una mañana, entre otras cosas nos propusimos redactar nuestra visión a partir de las ideas variadas y creativas de cada uno de los asistentes. Optimistas y positivas fueron todas esas proyecciones que se hacían de nuestra Corporación Institucional y su futuro. Extrayendo lo mejor de cada idea o tratando de resumirlas, se llegó a redactar lo que hasta entonces no habíamos tenido: nuestra VISIÓN CANTONAL.

VISIÓN:

Analizando de manera pormenorizada o desagregando lo antes escrito y refiriéndonos a la primera parte: “Proponiéndonos como doctrina la conservación del medio ambiente y la lucha por la vida…” nos complace saber que al frente de nuestra Institución hay una persona fraguada en la lucha por la defensa de la vida y la naturaleza y que ha sabido mantener con frontalidad su posición, la cual ha despertado conciencia en la colectividad, hasta convertirse en el sentir de la mayoría de pobladores de nuestro cantón. Debemos estar consientes que cuanto mayores sean las agresiones que provocamos a la naturaleza, mas agresivas serán también sus respuestas. En Noviembre del presente año, fuimos testigos de una tempestad acompañada de una espectacular granizada jamás vista en esta geografía; días atrás las noticias daban cuenta de una abundante nevada en Papallacta; en estos días (fines de Diciembre 2008 en que es escrito este artículo) los medios internacionales informan que el norte de Estados Unidos, de costa a costa, está azotado por uno de los mas crudos inviernos, lo cual a vuelto intransitable esta región, entonces se puede deducir que las manifestaciones de la naturaleza serán cada vez más extremas. Así, explotar indiscriminadamente nuestros yacimientos seria alterar o deteriorar de manera significativa los ecosistemas y recibir mas estragos como respuesta, todo esto a cambio de migajas como ganancias (según lo provee la actual Ley de minería en discusión) lo cual seria tan catastrófico como tumbar nuestras casas para extraer el hierro de sus cimientos y quedarnos sin cobijo. Usar los recursos de forma racional es preservarlos a la vez que los usamos, para que nuestros hijos también puedan hacer uso de ellos; no podemos pasar a la historia como la generación que rompió este ciclo.

Ojala el desespero en la búsqueda de recursos tras la crisis, no desemboque en esto, y si al fin a eso se llegara se respete el Mandato Constitucional que en el Art. 408 menciona que los beneficios del Estado en la explotación de los recursos naturales no será inferior al que perciban las empresas que lo explotan, y ojala también gran parte de ellos se queden “en casa” para intentar en algo remediar lo irremediable.

Cuando a continuación nuestra visión manifiesta “…promover el desarrollo integral y equitativo de sus ciudadanos…”. Este análisis es amplio y pensamos que una forma de ir alcanzando ese logro es aplicar una justicia distributiva sobre los escasos recursos que la Municipalidad dispone, elaborando los planes operativos anuales y definiendo en los respectivos presupuestos los montos de inversión en cada sector del cantón bajo criterios de equidad, sin relegar a ninguna comunidad por apartada o pequeña que se considere, todo lo contrario; pensando más bien en llegar con obra pública básica, salud y educación hacia pueblos históricamente desatendidos; pero Nº definiendo sus prioridades desde nuestros escritorios, sino promoviendo -como lo hemos hecho- la participación comunitaria donde la propia comunidad manifiesta sus necesidades y las prioriza bajo un sistema técnico diseñado desde nuestro Municipio, e ir definiendo las obras con las cuales puedan satisfacerse por lo menos sus necesidades primarias o más urgentes.

En lugares de nuestra geografía cantonal donde ya existe obra pública: donde los habitantes ya no “baten lodo”, ni beben agua de las “cunetas”, es decir donde los sacrificios por la diaria subsistencia requieren esfuerzos menores que en los lugares apartados, quizá puedan cambiar un poco las prioridades y podemos ir generando otro tipo de infraestructura enfocada a mejorar la imagen de los centros poblados al menos con un poco de orden e ir generando espacios públicos de mejor calidad sin descuidar la cobertura de infraestructura básica.

Pero el Municipio no solo puede ser generador de desarrollo con su propia inversión, sino también al determinar con claridad las reglas de juego bajo las cuales debe enmarcarse el desarrollo de Yantzaza, ciudad y cantón en general; es decir con normativa, planes de desarrollo y ordenamiento, planes de estructuración parcelaria, y con el control que desde aquí se realice.

En Yantzaza, como cabecera cantonal aspiramos ser una ciudad humana, solidaria, equitativa, y alejada en lo posible de diferencias sociales extremas como en otras ciudades.

Se ha dado cuenta estimado lector que en las ciudades socialmente polarizadas, mientras los pobres compran en mercados y ferias libres, los ricos compran en los moles!?, que mientras los hijos de los pobres asisten a escuelas públicas, los hijos de los ricos asisten a centros educativos privados de elite!?, que mientras los pobres acuden a hospitales públicos, los ricos a costosos centros de atención médica particular!?, o que los pobres viven en el sur (con servicios limitados) y los ricos en el norte (con sobra de servicios)!... Esa es la polarización que debemos evitar a toda costa, primero revaluando la calidad de los servicios públicos, invirtiendo en ellos, cambiando la mentalidad de los servidores públicos, enseñándoles que por delante de todo debe estar presente la calidad y la calidez en la atención al público cuando estamos tras un escritorio o una ventanilla de una entidad pública o privada, es decir ¡con educación y más educación! Pero eso no es todo, las ciudades se degradan y se deterioran porque ante el incontenible fenómeno migratorio campo - ciudad, éstas no están preparadas para recibir oleadas de emigrantes que llegan desde las zonas rurales en busca de oportunidades tras la desatención gubernamental y que por lo general vienen a hacinarse en lugares insalubres, inseguros, y carentes de servicios ; por ello debemos evitar asentamientos donde no hay infraestructura o donde está vedado construir por razones técnicas, lógicas o naturales. No es conveniente por ejemplo que comience a poblarse nuestra ladera occidental, sería difícil acceder con infraestructura, se degradaría nuestro paisaje y contaminaría el agua de nuestras cuencas hidrográficas; tampoco sería conveniente permitir la extensión de construcciones hacia el oriente cerca de la orilla del rio Zamora en zonas inundadles y cada año vivir la zozobra de una evacuación; tampoco podemos permitir que se lleguen a poblar lotizaciones aprobadas en el pasado donde no se ha construido infraestructura, como ejemplo: “Vista Hermosa”, al otro lado (oriente ) del llamado “Puente del amor” bajo la excusa insostenible que exponía un interesado en vender estos terrenos, de que se trataba de una “lotización para pobres”. No puede haber un razonamiento más excluyente que éste, y esa ha sido la lucha por la que de manera injusta a veces hemos sido criticados, porque no se visualiza con claridad las consecuencias sociales que se derivan de esas acciones. ¿Ustedes creen por ejemplo que quienes habitan a orillas de la quebrada Yantzaza, ocupando áreas verdes, tienen una vida estable, segura, legal?... ¡De ningún modo!; y las consecuencias negativas son múltiples porque además de su propia incertidumbre están impidiendo a la comunidad el uso de espacios recreativos o de reencuentro que tanto necesita nuestra ciudad y de los cuales carece de manera notable. Este tipo de espacios servirían también para mejorar nuestra salud, autoestima y calidad de vida, además de fortalecer las relaciones naturales de la mutua convivencia; espacios donde seamos capaces de compartir o dialogar con quien podamos considerarlo el más humilde ciudadano o con cualquiera de nuestros vecinos.

Es que aspiramos y deseamos que Yantzaza sea una ciudad “calidad” más que una ciudad “cantidad”, y de paso manifiesto mi profundo desacuerdo con aquellos que piensan que Yantzaza debe llenarse de “rascacielos”, pensando que la edificación en altura es signo de modernidad… Todo lo contrario modernidad es orden, es pensar primero en el ser humano, es tener telecomunicaciones de vanguardia, cobertura de servicios básicos. Una ciudad armoniosa es aquella donde existen condiciones de vida saludable, bajos consumos de energía, baja producción de desechos, aire limpio, espacios saludables.

Ha observado que en las grandes ciudades, quienes viven en el sexto piso de un edificio de apartamentos ignora hasta el nombre de quien habita en el segundo…? Es que las ciudades que crecen hacia arriba se deshumanizan, como se deshumanizan en muchos casos sus propietarios, no faltará el caso de quien intente medir su opulencia en el número de pisos de sus casas, despedazando el paisaje natural que nos rodea, impidiendo su visualización, generando sombras hacia sus vecinos colindantes, sobre densificando el centro urbano. Sin embargo en algún lugar de la nueva ciudad (área de expansión) debe proveerse un espacio para edificación en altura. Entonces y retomando el tema, ni las escuelas, ni los centros de salud, ni las plazas, ni los parques ni otro tipo de espacios o servicios, por el hecho de ser públicos tienen que ser de mala calidad, a eso puede llegarse si hay desgobiernos locales en lugar de Gobiernos Responsables. Cualquier lugar de la ciudad debe estar tan bien equipado y tan provisto de servicios e infraestructura como para ser habitado por quien disponga de recursos económicos, como por quien más que recursos tenga dignidad; admitimos una diferencia en la plusvalía de los bienes dependiendo de su cercanía al centro o a polos de desarrollo pero no puede admitirse que esa diferencia se dé porque en un lugar existan servicios y en otros no exista nada. Si mantenemos esa postura responsable a la que estamos haciendo referencia, cualquier lugar de la ciudad debe ser bueno, cualquier lugar de la ciudad será seguro, en cualquier lugar de la ciudad podremos trabajar, recrearnos, habitar, proveernos. Permitir la proliferación de urbanizaciones sin servicios seria generar apéndices urbanos patológicos, cordones de miseria, urbanizaciones anárquicas y hábitat insalubres; seria provocar cambios negativos en el medio ambiente, en el uso del agua, de la tierra y de la energía.

Es que sólo ofreciendo oportunidades semejantes a quienes aspiran vivir en esta ciudad podemos evitar desigualdades extremas, y solo evitando desigualdades extremas podemos propiciar el desarrollo integral y equitativo de nuestros ciudadanos, premisa medular de nuestra visión.

Pero el hecho de mejorar nuestras áreas rurales y centros poblados no solamente contribuye a lograr las ventajas anotadas, sino además promueve alcanzar el tercer punto de nuestra visión: “…convertir a Yantzaza hasta el 2015 en un destino eco turístico explotando adecuadamente sus recursos naturales y su pluriculturalidad”. Porque si intentamos ser un destino que capte el turismo regional, nacional o internacional, tendremos que disponer además de nuestros atractivos naturales, de la infraestructura necesaria como vialidad, hotelería, accesibilidad, paisaje urbano armónico, ciudades libres de barreras arquitectónicas, cultura y hospitalidad en sus habitantes. Además de ello tenemos el privilegio casi único de compartir nuestra raza mestiza con hermanos de las etnias Shuar y Saraguro, factor que cautiva al turista especialmente extranjero y que debemos aprovechar al máximo. Sobre este tema, el recientemente creado Ministerio de Cultura, tras observar esa potencialidad cultural de nuestros grupos étnicos que se sostienen a través del tiempo, ha decidido impulsar en este Cantón la construcción de un Centro